viernes, 7 de noviembre de 2008

SUBIDA A LA CUEVA DE LOS CARCAVOS DE QUECEDO
Los Cárcavos

Quecedo es un pequeño pueblo perteneciente al Valle de Valdivielso situado en la margen izquierda del río Ebro. Su caserío se extiende a lo largo, en dirección a la sierra de la Tesla, y cuenta con edificios notables como la torre palacio de Los Huidobros.

La ruta comienza siguiendo la carretera que recorre el pueblo en toda su extensión. La carretera se transforma en camino y tras atravesar una zona de chalets, nos encontramos con los paredones calizos que flanquean la entrada a la dehesa de Quecedo. En este lugar, bajo la sombra de una encina centenaria, se celebraban las Juntas generales de la Merindad de Valdivielso. La firma y refrendo de todos los acuerdos se realizaba aquí, aún en tiempo de invierno.
En este punto el camino se bifurca, debiendo tomar el ramal de la derecha. Dejaremos a nuestra izquierda una granja y tendremos que franquear dos vallas que controlan el tránsito de los animales (vacas y caballos). Un paisaje de muros de caliza con su parte superior dentada nos recuerda a la fortificación de un castillo.

Los Cárcavos

Más adelante, en la zona en la que el camino gira a la izquierda y comienza a ascender, abandonaremos éste y continuaremos por un sendero que se adentra entre encinas. De esta forma penetraremos en las estrecheces de la garganta de los Cárcavos. Mientras subimos dando saltos entre los bloques de piedra, solo una pequeña franja de cielo queda visible sobre nuestras cabezas. Algunos ejemplares de haya, avellano y cerezo silvestre crecen aprovechando el escaso suelo existente.
Los Cárcavos
Ascensión por la pedrera

A nuestra derecha descubriremos una amplia cavidad en el macizo rocoso. Un poco más arriba, a nuestra izquierda, comienza una empinada pedrera que deberemos subir para llegar a la cueva. Ésta se abre en la pared de roca que queda a nuestra derecha después de unos 500 metros de ascensión por el canchal.

Entrada a la cueva

Si entramos en la cueva avanzado el otoño, o en los meses de invierno podremos observar “murciélagos de herradura” pertenecientes a la especie Rhinolophus hipposideros, rinolofo pequeño, a los que bajo ningún concepto deberemos molestar.

Formaciones litogénicas
Galería inicial de la cueva

La cueva de los Cárcavos fue una de las primeras cuevas de importancia donde comenzó a trabajar en el año 1952, el Grupo Espeleológico Edelweiss. Este evento fue recogido en el periódico “La Voz de Castilla” en su artículo “Montañeros Burgaleses exploran la Cueva de los Cárcavos”

Descripción de la cueva que hace el Grupo Espeleológico Edelweiss en el “Avance al Catastro Espeleológico de Burgos”, Merindad de Valdivielso BU-VIII.C/BU-IX.A :

Localizada en la cárcava principal de Quecedo, su boca de entrada de 12 x 3 m se encuentra elevada sobre un resalte de la pared y resulta de fácil localización.

Excavada sobre un estrato de roca caliza fuertemente plagado por acción del anticlinal de la Tesla hasta alcanzar un buzamiento de 75º, su trazado es sumamente rectilíneo y perpendicular al buzamiento sobre la dirección NW-SE, aprovechando una juntura de estratificación que en el interior de la cavidad se muestra como una fractura casi vertical que determina la morfología general de la cueva.

Interior de la cueva

El eje principal de la galería es perfectamente horizontal destacando en la zona próxima a la entrada una serie de rampas de fuerte pendiente donde se alcanza la cota máxima de -50 m y en su tramo final donde se localizan diversos pisos o niveles superiores con cotas de +17 m. La cueva presenta abundantes muestras de formaciones litogénicas que la sitúan entre las más bellas de la zona.

Formaciones de carbonato cálcicoLa mejor manera de entrar a la cueva es hacerlo en compañía de una persona experimentada en espeleología, y siempre con el equipo de vestuario y de iluminación necesario.

La vuelta a Quecedo, la realizaremos desandando lo andado.

Dificultad de ascensión: Media
Tiempo estimado, ida y vuelta: 3 horas y media Autor: Javier Álvarez Díaz

lunes, 3 de noviembre de 2008

SUBIDA A “PUERTA” DESDE HOZ DE VALDIVIELSO Y DESCENSO POR TARTALES DE LOS MONTES

La ruta comienza tomando el camino que asciende por la parte trasera de la primera casa de Hoz, según venimos desde Panizares. Andados unos 200 metros, comienza a nuestra derecha un vallado para ganado, que nos servirá de guía, pues deberemos seguirlo, siempre ascendiendo, hasta que termine. En nuestro paseo nos veremos acompañados por enebros, cornejos, lantanas, madreselvas y sobre todo por los agrietados troncos del pino negral (Pinus pinaster), que antaño fue objeto de aprovechamiento resinero; no es difícil encontrar fragmentos de los antiguos potes de barro en los que se recogía la resina. Esto nos llevará una media de entre 30 y 45 minutos, dependiendo del nervio del caminante.

Del punto en el que finaliza la valla, arranca un sendero que, describiendo un zig-zag, consigue superar los escarpes calizos que se asoman al Valle de Valdivielso. El pino cede espacio a las encinas y a los bojes. Haciendo un alto en alguno de los miradores naturales a los que da acceso el camino, apreciaremos, a nuestra derecha, los tejados rojos del pueblo de Panizares, y a nuestra izquierda, veremos extenderse los campos de cultivo del valle, lamiendo las orillas del Ebro; seremos sorprendidos por el majestuoso planeo de los buitres leonados, que tienen en estos riscos sus nidos y posaderos.

Foto 1: Panizares desde la subida a Puerta

Al coronar Puerta, se abre a nuestros ojos una bellísima panorámica de la sierra de la Tesla, con el valle interior en el que se encuentran los pueblos de Tartales de los Montes y Tartales de Cilla, ambos comunicados por una pista forestal que forma parte del GR-85.


Foto2: La Tesla desde Puerta

El camino inicia inmediatamente el descenso hacia este valle interior. En su trayecto podremos observar algunas de las escasas hayas, que han sobrevivido a las cortas realizadas tiempo atrás (ver nota), algunos ejemplares de mostajo y de fresno, y apreciar con pena los efectos del incendio que tuvo lugar en el año 2003.

Conforme vamos descendiendo, el camino se convierte en pista forestal. Al llegar a un cruce, deberemos tomar el ramal de la izquierda, pues nuestro objetivo es llegar a Tartalés de los Montes. Continuaremos el descenso sin hacer caso a los caminos que se abren a los lados del nuestro. De esta forma, acabaremos desembocando en la pista que une los dos Tartalés, para, allí, seguir caminando hacia la izquierda. Antes de llegar al pueblo, encontraremos los establos de una explotación ganadera que cría sus vacas y terneros, en régimen extensivo, en estos pastos.

Tartalés es un pueblo encaramado a la sierra, con una iglesia que conserva elementos románicos de gran valor. La explotación maderera de estos montes y la dificultad de su transporte hasta Valdivielso, hicieron que, antiguamente, se instalara un cable aéreo para bajar los troncos desde Tartalés a Hoz.

Tomaremos la carretera que desciende hacia Hoz y enseguida nos encontraremos con un túnel excavado en roca viva. Antes de atravesarlo, podremos asomarnos a la cascada del Fuerte, por la que se precipita el arroyo que nace en la fuente de la Nava. Desde este agreste observatorio, podremos apreciar los restos del precario camino que antaño servía de vía de comunicación entre Hoz y Tartalés. Pasado el túnel, un mirador de piedra de reciente construcción, nos brinda preciosas estampas del entorno.

Foto 3: El túnel y la cascada del Fuerte

La zigzagueante y maltrecha carretera desciende por las estrecheces de la garganta, para situarnos, finalmente, en el paisaje abierto del Valle. La fuente de Piñavera nos recibe a la entrada de Hoz y ofrece al caminante el frescor y la pureza de sus aguas.

Hace ya muchos años que el ruido de las esquilas dejó de oirse en el camino a Puerta, cuando los pastores de Hoz subían con sus rebaños de ovejas para apacentarlos en los pastos de la Majada. La otra forma de llegar hasta ellos, era siguiendo el tortuoso y arriesgado camino que ascendía hasta Tartalés de los Montes, colgado de los farallones calizos mediante vigas de madera y muros de mampuesto. Hoy día la situación con respecto al acceso a Tartalés no ha mejorado: se trata de una carretera en un estado lamentable, llena de socavones y con peligro de hundimientos, como ya ocurriera con uno de sus tramos en el año 2002.

Foto 4: El antiguo camino a Tartalés

En los años de la guerra incivil, siendo alcalde de Hoz, Severiano Revuelta, un grupo de vecinos del pueblo subió a Puerta a cortar unas hayas para leña. La mala suerte hizo que uno de los árboles cayese encima de los que lo cortaban, matando a uno, Felix Fernández (El Largo), que ejercía las funciones de secretario, e hiriendo a Marciano Bravo ( marido de la maestra, Ermilia Gómez), y a Bernabé Díaz. Tuvieron que bajar al fallecido ayudándose de una escalera de mano que hizo las veces de camilla.

Foto 5: Uno de los escasos ejemplares de haya en Puerta

¿Cómo llegar a Hoz?

Para llegar a Hoz desde Burgos podemos optar por coger la nacional I hasta Briviesca y allí tomar la carretera hasta Cornudilla, para desembocar en la nacional 232 que nos llevará, pasando por Oña, hasta Cereceda; allí deberemos desviarnos a la derecha y coger la carretera que discurre paralela al embalse de Cereceda. Entraremos así por el sector oriental del Valle, encontrándonos en primer lugar con la desviación que lleva a Panizares y después con el pueblo de Hoz.

Otra forma de llegar desde Burgos es: coger la nacional 623 hasta Sotopalacios y allí tomar la carretera que conduce a Villarcayo. Desde lo alto del puerto de la Mazorra se divisa hacia la derecha todo el valle en su esplendor. Al descender el puerto y llegar a Valdenoceda, tomaremos la carretera que se adentra en el valle. El primer pueblo que nos sale al paso es Quintana, más allá la carretera se bifurca, debiendo tomar el ramal de la izquierda, que después de atravesar un puente que cruza el Ebro, nos sitúa en Puentearenas. El pueblo siguiente es Quecedo, sede del ayuntamiento del valle. A continuación nos reciben Arroyo y Valhermosa, para finalmente llegar a Hoz.

Dificultad: Media
Tiempo estimado: 3 horas
Autor: Javier Álvarez Díaz
SUBIDA A LOS TEJOS DESDE PANIZARES

Panizares es un pequeño pueblo del Valle de Valdivielso con un trazado adaptado a la agreste orografía donde se sitúa, y que tiene como telón de fondo, la imponente formación geológica de “Los Cuchillos”. Otro de sus atractivos radica en su iglesia que conserva un hermoso ábside románico.

Para “subir a los tejos” deberemos coger la pista forestal que, partiendo del mismo pueblo, se adentra en el bosque de pino negral. Recorridos unos centenares de metros, nos encontraremos con una cadena que impide el acceso de vehículos. Ascendiendo por la pista, iremos descubriendo bellísimas estampas de “los cuchillos” y panorámicas que recogen el valle en toda su extensión.
Foto 1: “Los Cuchillos” desde el camino de subida a los tejos.

Dejando atrás una fuente con el escudo del desaparecido ICONA (Instituto para la conservación de la Naturaleza), llegaremos a una bifurcación en la que deberemos tomar el ramal de la izquierda. A partir de aquí, la pista discurre por un terreno llano y arenoso. En esta zona se pueden ver algunos claros en la masa de pinos, como consecuencia de las talas efectuadas en el año 2005.


Foto 2: Bosque de pino negral, camino a los tejos

Tras un ligero descenso, observaremos a la derecha del camino, un depósito de agua vallado y una pequeña fuente, construidos, también ambos, por ICONA. En este punto abandonaremos la pista y cogeremos un sendero que sale hacia la izquierda, atravesando un pequeño claro en el que suelen abundar los helechos. El sendero se empina y conforme vamos ganando altura se descubre ante nosotros la verdadera magnitud del bosque de pinos, a la vez que reconocemos la silueta de la mesa de Oña, baluarte occidental de los Montes Obarenes, y el pico Tablones, inconfundible por su estación de antenas. Al otro lado quedan La Bureba y el Valle de Caderechas. Un pequeño tramo llano entre encinas nos sitúa en la parte superior de uno de los vallejos que descienden al desfiladero de La Horadada, el hogar de los tejos durante cientos de años. El paisaje nos permite apreciar ahora, parte del Valle de Tobalina, asomando al otro lado de los farallones calizos del desfiladero.


Foto 3: Descenso hacia el valle de los tejos

Descender por el vallejo e ir descubriendo la majestuosidad de estos árboles, todos ellos catalogados y con su correspondiente chapa identificativa, es una experiencia única. Fundirse en un abrazo con sus troncos y sentir su energía vital, compendio de anillos tejidos por el tiempo año tras año, nos encaja suavemente en el puzzle de la Tierra.

También podremos observar la belleza de algunos tilos de porte extraordinario. En cuanto a la fauna, el corzo y el jabalí dominan estos parajes de monte cerrado. No nos será difícil sorprender a alguna ardilla en sus trajines.

El tejo ( Taxus baccata L.) es uno de los árboles de crecimiento más lento. Es un árbol dioico, lo que quiere decir que hay árboles masculinos y árboles femeninos. El fruto está formado por una parte carnosa de color rojo, llamada arilo, que rodea a la semilla de color negro. Todo el árbol es tóxico, con excepción del arilo que tiene un sabor dulzón.

Foto 4: Ejemplares de tejo

Esta toxicidad se ha aprovechado en la lucha contra el cáncer, pues a partir del principio activo, el taxol, se han desarrollado diferentes antitumorales, siendo uno de los más conocidos “taxotere”. En la actualidad el taxol se obtiene mediante síntesis química en el laboratorio.

Los celtas lo consideraban un árbol sagrado y sus guerreros siempre llevaban consigo algunas hojas y semillas para suicidarse en caso de derrota ante el enemigo, ya que preferían la muerte a la esclavitud.

¿Cómo llegar a Panizares?

Para llegar a Panizares desde Burgos, podemos optar por coger la nacional I hasta Briviesca y allí tomar la carretera hasta Cornudilla, para desembocar en la nacional 232 que nos llevará, pasando por Oña hasta Cereceda; allí deberemos desviarnos a la derecha y coger la carretera que discurre paralela al embalse de Cereceda. Entraremos así por el sector oriental del Valle, siendo el primer pueblo Panizares .

Foto 5: Panizares y Valdivielso desde el camino de subida a los tejos

Otra forma de llegar desde Burgos es: coger la nacional 623 hasta Sotopalacios y allí tomar la carretera que conduce a Villarcayo. Desde lo alto del puerto de la Mazorra se divisa hacia la derecha todo el valle en su esplendor. Al descender el puerto y llegar a Valdenoceda tomaremos la carretera que se adentra en el valle. El primer pueblo que nos sale al paso es Quintana, más allá la carretera se bifurca, debiendo tomar el ramal de la izquierda, que después de atravesar un puente que cruza el Ebro, nos sitúa en Puentearenas. Le siguen Quecedo, Arroyo, Valhermosa, y Hoz, para finalmente llegar a Panizares.


Dificultad: Media

Tiempo estimado: 3 horas y media

Autor: Javier Álvarez Díaz

EXCURSIÓN A LA CUEVA DEL MONTE SAGREDO

El camino que conduce a la cueva parte del puente que, formando parte de la carretera que se adentra en el Valle de Valdivielso, cruza el Ebro, aguas arriba del embalse de Cereceda. En la orilla derecha del río, considerando el flujo descendente de las aguas, en el punto exacto en el que entronca el citado puente, comienza el sendero que nos llevará a esta cavidad. En la otra orilla la carretera ensancha y se puede aparcar el vehículo.

El paseo discurre inmerso en un auténtico jardín botánico, que combina especies del bosque de ribera: alisos, chopos, sauces; con otras propias del entorno mediterráneo y atlántico: pino negral, encinas, madroños, madreselvas, cornejos, lantanas, ruscos... .

Foto 1: “Los Cuchillos” de Panizares

Foto 2: “La Picota” de Hoz

Desde el sendero se nos presentan bellísimas panorámicas de “Los Cuchillos” de Panizares, y de “La Picota” de Hoz.

Si el Ebro baja poca agua, podremos apreciar los restos de los pilares de piedra del antiguo paso de pontones que comunicaba las dos orillas.


Foto 3: “Los Pontones” de Panizares

La entrada a la cavidad tiene unas dimensiones de 25 x 8 metros, y da paso a una sala de amplias proporciones, que fue topografiada por el grupo espeleológico Edelweiss en el año 1980.

Foto 4: La cueva del Monte Sagredo

Al fondo, junto a la pared, se encuentra un pozo que se continúa en un sifón, cuya topografía fue realizada en el año 1985 por el grupo STD de Madrid, estableciendo una longitud de 75 metros, y una profundidad máxima de –6 metros. El sifón termina en dos pequeñas galerías inactivas. Este pozo es el origen de una surgencia que acaba desembocando en las aguas del Ebro.


Foto 5: Pozo del Monte Sagredo

Si seguimos el sendero más allá de la cueva, acabaremos llegando al pueblo de Condado. Si queremos regresar al puente deberemos volver sobre nuestros pasos.

¿Cómo llegar al Valle de Valdivielso?

Para llegar a Valdivielso desde Burgos podemos optar por coger la nacional I hasta Briviesca y allí tomar la carretera hasta Cornudilla, para desembocar en la nacional 232 que nos llevará, pasando por Oña, hasta Cereceda; allí deberemos desviarnos a la derecha y coger la carretera que discurre paralela al embalse de Cereceda. Esta carretera nos llevará al puente donde comienza nuestra ruta.
Otra forma de llegar desde Burgos es: coger la nacional 623 hasta Sotopalacios y allí tomar la carretera que conduce a Villarcayo. Desde lo alto del puerto de la Mazorra se divisa hacia la derecha todo el valle en su esplendor. Al descender el puerto y llegar a Valdenoceda, tomaremos la carretera que se adentra en el valle. El primer pueblo que nos sale al paso es Quintana, más allá la carretera se bifurca, debiendo tomar el ramal de la izquierda, que después de atravesar un puente que cruza el Ebro, nos sitúa en Puentearenas. A continuación nos reciben Quecedo, Arroyo, Valhermosa, Hoz y Panizares. Siguiendo esta carretera llegaremos al puente donde comienza nuestra ruta.

Dificultad: Baja
Tiempo estimado ida y vuelta: 2 horas
Autor: Javier Álvarez Díaz